miércoles, 11 de diciembre de 2013

paul y los libros


París seguía siendo París, pero yo ya no era el mismo de entonces. Había pasado los dos últimos años en un delirio de libros, y en mi cabeza se habían vertido nuevos mundos, transfusiones capaces de alterar la vida habían reconstituido mi sangre. Casi todo lo que sigue siendo importante para mí en el ámbito de la literatura y la filosofía lo descubrí en esos dos años. Rememorando ahora  esa época, me parece casi imposible asimilar la profusión de libros que leí. Me los tragaba en cantidades pasmosas, consumía países y continentes enteros de libros, nunca me cansaba. Dramaturgos isabelinos, filósofos presocráticos, novelistas rusos, poetas surrealistas. Leía como si mi propia supervivencia estuviera en juego. Una obra conducía a otra, un pensamiento llevaba a otro, y cada mes cambiaba de ideas sobre todas las cosas.

Paul Auster
A salto de mata
crónica de un fracaso precoz

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sandor Marai


"¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido la pasión quizás no hayamos vivido en vano? ¿Que así de profunda, así de malvada, así de grandiosa, así de inhumana es la pasión....? ¿ Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?.... Tal es la pregunta. O puede que se concentre en una persona en concreto, la misma siempre, desde siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero que no por ello, ni por sus acciones, ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella?


domingo, 13 de octubre de 2013

Wilde y la quiromancia


dice lady Windermere

"Jamás daría una fiesta sin mi quiromántico, él lee mi mano y dice la buenaventura, y las desventuras también, en gran cantidad. El año próximo, por ejemplo, correré grandes peligros, tanto en tierra como en el mar; por eso voy a vivir en un globo y me haré subir la comida en una cesta todas las noches. Todo eso está escrito aquí, en mi dedo meñique o en la palma de mi mano, ya me olvidé en cual."



Oscar Wilde
El crimen de lord Arthur Savile
Un estudio sobre el deber


martes, 17 de septiembre de 2013

Berger. Sobre el dibujo

 dice john Berger, en su libro Sobre el dibujo

...."Hace poco estuve en Estambul. Les pregunté a unos amigos de allí si podían presentarme a la escritora Latife Tekin. Había leído algunos extractos traducidos de las dos novelas que había escrito sobre la vida en las barriadas del extrarradio de la ciudad. Y lo poco que  había leído me había impresionado profundamente por la imaginación y la autenticidad que mostraba. Ella también debía de haber crecido en una de aquellas barriadas. Mis amigos consiguieron organizar una cena con ella. Yo no hablo turco, y se ofrecieron a hacer de intérpretes. Latife estaba sentada a mi lado. Algo me hizo decirle a mis amigos : " No os preocupéis, creo que nos arreglaremos"
  Nos miramos con cierto recelo. En otra vida yo podría haber sido  el agente de policía mayor que interroga a una treinteañera bonita, astuta y fiera a la que detienen repetidamente por hurto. En la vida real, en nuestra única vida, los dos éramos narradores sin una palabra en común. Sólo contábamos con nuestro poder de observación, nuestros hábitos narrativos, nuestra tristeza esópica. El recelo dio paso a la timidez.
  Saqué un bloc de notas e hice un dibujo de mí leyendo uno de sus libros. Ella dibujó una barca volcada para expresar que no sabía dibujar. Yo le dí vuelta al papel, para que quedara boca arriba. Ella hizo un dibujo para mostrar que las barcas que dibujaba siempre se hundían. Yo le dije que en el fondo del mar había pájaros. Ella me dijo que había un ancla en el cielo. ( estábamos bebiendo raki como todos los demás.) Entonces me contó la historia de las excavadoras municipales que derribaban las chabolas que se construían por la noche. Y yo le conté la historia de una anciana que vivía en una furgoneta. Cuanto más dibujábamos antes nos entendíamos. Terminamos riéndonos de nuestra propia velocidad, aunque las  historias fueran tristes o monstruosas. Tomó una nuez y, partiéndola en dos, la alzó para decir : ¡ somos dos mitades de un mismo cerebro! Entonces alguien puso música bektasi y todos empezaron a bailar.


martes, 27 de agosto de 2013

escritores que conducen a escritores



Últimamente mis lecturas se encadenan unas a otras de manera muy curiosa , leyendo De las Cosas Maravillosas, el quisquilloso y querido Bioy Casares, nombra a Italo Svevo, y dice que es uno de sus preferidos, ante la evidencia de mi ignorancia...salgo corriendo a comprar Todos los Relatos de Italo Svevo, este escritor triestino, alumno de James Joyce, y obviamente comprendo en muy pocas pàginas el por qué de la admiracion de Bioy, y eso me lleva a hacerme de sus dos novelas Senilidad y la  Conciencia de Zeno que aguardan en los estantes de mi bilblioteca pacientemente su turno.

En un corto viaje en avión, comienzo hoy a leer El novelista ingenuo y el sentimental de Orhan Pamuk, de quien ya habia leido La vida Nueva....en las primeras diez  páginas habla de un ensayo de Schiller :Über naive und sentimentalische Dichtung... Sobre poesía ingenua y sentimental... y se refiere a el como el mejor ensayo jamás escrito, ¿qué remedio me queda más que salir corriendo a leerlo?

Estos autores me contagian su amor y admiracion por otros autores y me abren nuevos mundos  que a su vez se desdoblan en otros y así.

Me gusta este encadenamiento literario

Quisiera contarles algo más acerca de Proust y su librito Dias de Lectura....pero eso será en el próximo post.

Eugenia Limeses

jueves, 27 de junio de 2013

Primavera a la carta (O´ Henry)




“Corrían los primeros días de la primavera. (…) Sara estaba llorando sobre el menú” Así comienza Primavera a la carta.  ¿Por qué lloraba Sara ? ¿Y justo sobre el menú? ¿Y qué tiene que ver la primavera?

 O´Henry formula y sostiene hasta el final  del cuento estas tres preguntas que mantienen atrapado al lector en busca de respuesta. Con sutil ironía y disgresiones intencionales sobre el oficio del ”buen escribir”, el autor establece una relación de complicidad inmediata con el lector y  comienza por el conflicto. Vuelve sobre esta escena inicial  una y otra vez,  sin avanzar en el desarrollo del argumento. Párrafo tras párrafo vamos conociendo la vida de Sara, joven mecanógrafa neoyorkina, empleada de un restaurante, enamorada de un granjero…  con cada dato que se agrega el llanto sobre el menú cobra mayor profundidad  y genera a la vez mayor desconcierto: pese a la abundancia de información, nada logra explicarlo. Las imágenes campestres agregan contenido literal y simbólico pero sólo aumentan la incertidumbre y la curiosidad.  El texto crece en tensión y únicamente el doble desenlace permite comprender la totalidad del cuadro  -- y  abrazar a Sara con una sonrisa al leer la última frase.

martes, 25 de junio de 2013

El caballero que cayó al mar


Standish tenía una cicatriz angosta, de dos centímetros y medio en la parte superior de la muñeca  derecha. Ahí hace siete años lo había mordido Olivia. Luego se había casado con él. (Dándole tiempo a la herida para cicatrizar) y fueron un matrimonio feliz.

Olivia lo mordió cuando Standish la llevó a su casa después del baile y trató,  solemnemente,  de besarla en el auto estacionado. Más tarde descubrieron que la única diferencia entre un beso y esa clase de mordida era la fugacidad del primero.
 

El Caballero que Cayó al Mar
H.C. Lewis

jueves, 3 de mayo de 2012

Los pilares de la tierra (The Pillars of the Earth) - Ken Follett

Libro. No. Muchas más que libro. Más. Historia. Realismo histórico.
Duro, muy duro.
Descriptivo.
Apasionado. Otra forma de amor.



Ken Follet, maestro del realismo histórico. (Ph. Mikelcg)
Me cuesta empezar a hablar sobre este maravilloso volumen -que recibí de manos de mi madre, la arquitecta-. Toda la obra rodea la construcción de la catedral gótica de Kingsbridge, Ingaterra. Toda la historia sucede a comienzos-mediados del siglo XII, durante el pleno desarrollo de las ciudades y la consolidación de la burguesía como clase aún ascendente. Toda la historia habla de la realidad de una familia y sus desventuras por los interminables, largos, extenuantes caminos que unen las distintas ciudades inglesas, claro... caminos de aquella época, con tiempo de tracción a sangre y peligros ya olvidados por todo buen citadino como proscritos hambrientos y lobos sueltos (aunque tenemos sus versiones sigloveintiunianas). Claro, la catedral que se construye, es la que hoy está en Kingsbridge. El movimiento arquitectónico y su forma de spreadearse (algo como difundirse, diseminarse pero más específico) por todo el cristianismo. Cristianismo medieval, cruel, político, místico, imperioso, poderoso, regente de la moral de la época. Iglesia que tiene sus mesas redondas de discusión política, ambición e ingenuidad. Trampas y despecho. Viejos rencores. Iglesia que dialoga con la corona y todo su séquito de condes, duques y demás jerarquías. La historia es, también, sobre castillos y amor. Sobre infancia robada -o nunca existida- y perversidad nombrada desde el desconocimiento, con cierta inocencia, pero con complicidad del lector. Sobre deberes de vida y promesas irrompibles por el hombre. La historia cuenta sobre la muerte y el valor de la vida -un palazo en la cabeza-. La historia cuenta sobre la transmisión de la pasión a través de las generaciones, la matización de la misma, su evolución, desarrollo y hartazgo. También se presenta la benevolencia del fiel creyente -y temeroso- de dios y los santos.
Frustración, cansancio, voluntad, hambre, hastío, triunfos, secretos, deseos, perversiones. La pelea entre el hombre y la justicia y todos los distintos significados asignables a sendos sustantivos. La pasión frente a la injusticia. La estructura y desestructura y límites y contra-límites permitidos por las excepciones aceptables nacidas de la mismísima experiencia (pero que aún así no rompen la estructura más que por ese instante). El tiempo disminuido a su condición de irrelevante. El tiempo contado con arrugas y distancias.

Libro largo y apasionante de un realismo histórico aleccionador. Maravilla de la literatura.
Ñam.

Pronto empezaré la continuación: Mismo lugar, misma catedral, 200 años después, en plena peste negra, titulado Un mundo sin fin.

También se hizo una súper producción de HBO sobre este libro, que, aunque no alcanza el nivel del libro, es brillante y la recomiendo.

domingo, 12 de febrero de 2012

Pantaleón y Las visitadoras


Entre el programa radial "La voz del Sinchi" y las aventuras del enérgico agente del ejército Pantaleón Pantoja, se nos arma una divertida y simpática trama que involucra tanto al ejércto peruano como a un escuadrón de prostitutas. Las prestaciones que realiza El Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines son tan escanadlosas como obvias. En un estilo propio de Vargas Llosa, mezclando géneros discursivos y entrelazando conversaciones, se crea un mundo que resulta muy divertido de ir descubriendo. El humor y las obligaciones se cruzan en una novela bien de veranito, ligera y fácil de llevar a la playa.

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martes, 10 de enero de 2012

El mármol, de César Aira

Material que herido por el arte forja a los héroes... Algo así. El desvarío, el sinsentido es desgarrado en su día a día por la pertinaz voluntad de escribir. Un hombre necesita hacer fuerza por esa escritura como por una urgente catarsis. Todo lo que no se debe contar: los sueños, la propia escritura, los prejuicios, la alegría de la palabra, Aira te lo cuenta: no te distraigas, no creas que ya lo leíste, no es lo mismo. Es como si alguna vanguardia hubiera querido ser filosófica o hubiera tenido fe en sí misma. Además, viene con tres diseños de tapa para elegir.
"Cuando me bajé los pantalones incliné la cabeza y miré mis piernas, los genitales, los muslos, un conjunto tridimensional, sólido, algo levantado por presión de la superficie sobre la que estaba sentado. La visión tuvo algo de sorpresa, de gratificación. No es que me hubiera olvidado de la existencia de mi cuerpo, ni que la hubiera negado. Pero no la había tenido presente en todo el día, y quizás hacía varios días qeu no la llevaba a la conciencia, ocupada en problemas, obligaciones, distracciones, en todas las tareas grandes o pequeñas a que nos obliga lo cotidiano. Y de pronto... ahí estaban, mis miembros del placer y de locomoción, sanos y en forma, recordándome que como estaban ellos estaban también los pies que no veía en ese momento y el pecho y los brazos y la cabeza y todos los órganos internos, y hasta los ojos que veían... Me recordaban que lo animal en mí seguía vivo, lo biológico, la representación individual de la especie; un recordatorio de potencia de acción, una promesa de tiempo y movimiento. Fue una visión fugaz; no me demoré contemplando lo que conocía tan bien: fue el primer instante el que contó, y la sensación de íntima felicidad que persistió, sin causa explícita, sin mucha justificación, pero persistió. Basta tan poco para alzarnos por encima del trabajo trivial y absorbente del negociar el día-a-día. Como digo, fue un instante. Me demoré en relatarlo y explicarlo, y ahora que lo he hecho descubro que no puedo recordar en qué circunstancia me bajé los pantalones."
Etiquetas: escritor, Buenos Aires, chino, cucharita lupa, sapo, supermercado, glóbulos, inodoro, lapicera, códigos culturales, hebilla dorada, piedra, memento.

martes, 3 de enero de 2012

Del tomate, de Guillermo Saavedra y Eduardo Stupía


Elegir de entre las formas una que no termina de ser redonda, elegir una fruta no fruto, elegir su historia en el mundo y en la persona más propia, elegir el color, la vida, la sensualidad, el miedo de la sangre, elegir el ardor y la frescura, la agonía del ombliguismo y todo para hablar de todo... He ahí la cuestión tomate.


Elegir de las coplas, del humor que hiere los días, elegir de los sueños y sus revelaciones, de los poetas queridos hasta Vallejo hablándote, elegir de las lenguas todas las nuestras por las que morimos. He ahí la cuestión poeta.




Elegir de los contrastes, de los adentros los de afuera, de la materia que sobra y sella su beso con el papel (materia de tomate), de la calle su imagen y las nuestras, de los bordes, del grano, de la ilusión el tiempo escurridizo que informa... He ahí la cuestión dibujante.

Elegir de las emociones, la memoria, de los miedos el que lo diga, de cada ritmo la manera de sangrarse en la frescura asemillada. Leer otra vez el libro de poesías y dibujos de Guillermo Saavedra y Eduardo Stupía, Del tomate (España: Pre-textos poesía, 2009), como con aquellas películas que nos llaman a volver a ellas apenas terminamos de verlas. Desde el epígrafe mismo encontrar un libro de poesía y dibujos no como colección de escritos ilustrados, sino como obra, como búsqueda sostenida, como empresa casi más que humana de dos artistas en diálogo sonreído de barros y costillas.

jueves, 13 de octubre de 2011

Dos de Murena

Hace parva de años me recomendaron que leyera a Héctor Murena como uno de nuestros magistrales ensayistas, y me señalaron lo injusto de su olvido en el canon. Así que hace una parvita de años compré un par de libros de él que logré encontrar en Librería Hernández, aunque no eran ensayos sino ficciones: Polispuercón y Folisofía. (Están en el catálogo de Eudeba según la página de Librería Hernández.)

Ahora da para preguntarse si Murena necesita de una justicia como esa: yo lo leo, otros lo leen, él se murió hace ya muchos años y a mí me habla fresquito, como si hubiera podido vernos de cerca, de adentro, como nación, como pequeños seres redondos y astillados en una mesa de billar, todos estos años.

Es lo más parecido que haya leído a Alfred Jarry antes de la invención post mortem de la patafísica: revulsivo, poético a rajatabla, político, divertido.

Polispuercón, Capítulo IX

¡La palabra! La palabra había sido uno de nuestros principales motivos de preocupación. La palabra era la portadora del pasado. Imponía el pasado al presente. Traía, volcaba el peso de los siglos sobre nosotros. Nos maniataba con la voluntad de los poderosos y nos enredaba con las deformaciones de los oprimidos. Si para nombrar una casa no existía más que la palabra casa, que nos esperaba, terminada, ávida y férrea, no bien metíamos la cabeza en este  mundo, palabra que nos grababan a machacones, palmetazos y trompadas desde que empezábamos a abrir la boca y a la que debíamos rendirnos por causa de la pasmosísima y cómplice badulaquería de los restantes humanos, y repetirla y repetirla bajo la pena de ser considerados lunáticos, ¿dónde estábamos nosotros, en qué nos manifestábamos, qué éramos? (...) ¡Basta! En la medida en que esto continuara así, no importaba revolución alguna, todo intento de mejorar la condición del hombre sería devorado inexorablemente por las mandíbulas del remoto reír de esa dentadura postiza, si me explico, llamada lengua.
Habíamos empezado por poner en marcha lo que se denominó el Período Babel.

Y así empieza Folisofía

Mamá nasció otogenaria. Sí: otogenaria. Porque quísolo ¡ansí y ya! ¡Vaya genio de la otogesimidade! Que heredara del su padre, por capricho de nobilesa también a los ochenta nascido.
Memoraba la vieja ante nosotros los sus hijos el parto que la parira y el recuerdo sonreíbale, la popila teñíale de húmeda vanidad. Pues diz que cuando ella salióse del estógamo o pancsa de la su madre ésta quedóse tres semanas en los pisos desenflada y desmarrida y sin bullir, chata coal cinco de queso o pasa de uva que pisara pfff pfff pfff. ¿Y cómo menos cuanto que habíase deshecho de tamaño feto de uno ochenta de estatura y setenta quilos de peso que durante meses habíala estirado hasta la mananimidá del doble? Ansí la partorienta tardaba en rejuntarse con su antigua identidade. Endemientre que el padre, el mi aboelo,  a la risa que te reirás, satisfecho por el efeto que su semilla condal operaba en la consorte tendida que era mojier de pueblo.

Ahorrábase de tal suerte la mi alumbrada madre engüerros tales como el crescimiento, la niñera, el chopete y tirocinios otros de varia índole. Pero no créase que todo fue para ella hojaldre y festividades, no. Que vino al mundo vestida, vino de puro edocada y decente. Mas ¿no se le osidó allá en aqueles aguas el camafeo de bronce en que todavía non atesoraba la imagen de cualcún de sus maridos? Si ya a la hora de dar el primer vagido hubo de ponerse a polirlo con gamucsas... Y, como era garande, tenía que limpiarse por sí mesma los pañales: ella se los cagaba y ella se los lavaba. ¡Fijaos si no es esforcsado en una recién nascida!


sábado, 10 de julio de 2010

Papá/ Patria, de Federico Jeanmaire

Para Martina, que un día me dijo

"¿por qué no escribimos todos, en lugar de que unos escriban y otros tengan que corregir?"

para Silvana (que tiene la imagen duplicada)


Somo hijxs del contubernio entre una tierra y las palabras.


A Federico Jeanmaire, confieso, llego por deformación profesional (que no es la de comprar y devorar revistas de crítica literaria ni la de leer los suplementos culturales de los grandes medios... no): había que dar El Quijote (hay que decirlo así, no es por eso menos bello: “había que dar”) y la versión adaptada que habíamos encontrado, terriblemente buena (supongo que por eso ¡los de Emecé no la reeditan!) estaba preparada por Ángeles Durini y Federico Jeanmaire. Tan bien escrita que lxs alumnxs volvían reír o enfurecer, como debe ser, ante las derrotas del loco de La Mancha.


Entonces, había que leer a Jeanmaire, a ver qué se traía por su cuenta. Y encontré allá por 2007 , Papá (que es del 2003)y lo llevé a una clase que funcionó como un relojito. Yo había encontrado un hueco en la adaptación (otro mérito de la versión: lxs alumxs pedían ya el texto original de Cervantes, y había que elegir bien para no privar de la sorpresa): se había suprimido todo el capítulo de la diatriba entre las armas y las letras. En Papá, la relación (que no siempre diálogo) entre padre e hijo está articulada sobre este tópico. Así que a la clase llevé el capítulo de Cervantes y una selección de diferentes momentos del libro de Jeanmaire...

Y digo “libro” porque es un problema de género: es autobiográfico, desde las tripas de la propia historia, pero no es una autobiografía en el sentido de pretender consolidar imagen alguna del yo, al contrario: es una revisión de la propia construcción, eso que hubiera podido decir la retaceada creatura de Frankenstein (todxs lo somos un día); así que un poco es novela, como la que le contamos al analista. Solo que el análisis de Jeanmaire dista mucho de ser individual, y por eso escribe y publica y nosotrxs leemos.

El tratado de paz más duradero que suscribí con mi padre tiene que ver con la verdad, sin duda. Tiene que ver, de algún modo, con ese libro gordo de tapas blancas que almacena en su biblioteca y con muchos libros que guardo en la mía muy a pesar del asco o de la bronca que él debía sentir al tropezarse con sus lomos cuando, de visita en mi departamento, pasaba distraído hacia el baño. Un acuerdo tácito que reconocía la imposibilidad del diálogo sobre algunas cuestiones. El diálogo hubiera supuesto un esfuerzo de comprensión para con la postura del otro realmente imposible de darse entre nosotros. Hubiera supuesto escuchar con ganas de entender o con ganas de cambiar al menos alguna de nuestras muchas ideas al respecto de lo que aconteció en el país a lo largo de los años que la historia nos permitió ser contemporáneos. Al volver de Europa, a fines del ochenta y tres, yo era bastante más adulto que cuando cuando me había ido. Bastante más. Ya no pretendía cambiarlo y sospechaba que para mantener algún tipo de relación con ese hombre, la solución debía pasar por la aceptación mutua de las diferencias. En el caso de las nuestras, al ser tan políticamente enormes, las diferencias tendrían que callarse para siempre. Y entoces, me callé en su presencia y él también supo callarse en mi presencia. Los dos seguimos pensando más o menos lo mismo que pensábamos, pero nos cuidamos de no interferir en los pensamientos del otro. Remedamos de manera privada, en algún sentido, el pacto público que había hecho casi todo el resto de la sociedad. Un pacto de silencio, cobarde, pero que al menos nos permitía convivir en el presente. Aunque, qué animal extraño el ser humano, el rencor o las heridas o el pasado, no sé muy bien qué, los dos sentíamos que habíamos perdido con ese silencio que habíamos sabido construir de mutuo acuerdo, los dos seguíamos pretendiendo el futuro y no nos alcanzaba con la zonza paz del presente. Los dos, creo que los dos, y también casi todo el resto de la sociedad.

Ahora mi padre está tirado en la cama, casi no habla y, lo poco que habla, apenas si se le entiende. Ha perdido el futuro y el rpesente es un silencio que no ha posido acordar con nadie.”


Bellísimamente escrito, años después decidí buscar su “continuación”, que en el sentido de análisis: sigue hacia atrás: Patria (2006), que es también hacia adelante. En esto, y salvando las distancias -porque el de Teresa Andruetto se propone abiertamente como una novela, una ficción-, me hizo recordar a un gran gran librito que se vende como para jóvenes: Stefano.

Patria es el relato de la escritura de un viaje juvenil a Europa y al menos uno se pregunta si no es esta vez la escritura más iniciática que el viaje. Es un libro sobre el valor de volver a contar historias, del valor que hay que tener, digo, para volver a contar. Y algo que importa: no es por ello un libro destinado al regodeo autombliguístico de los de letras, sino uno para los que han deseado -por decirlo de un modo ochentoso- procrearse ellos mismos otra vez.


“Una zoncera decirse a uno mismo, un día, un día cualquiera, lo que uno ya sabe. Lo que uno ya sabe pero, por alguna razón, nunca se ha animado a formular en términos tan precisos. O quizás tan inexorables, no sé. Decidirlo y hacerlo. Ser. Y entonces empezar ese mismo día, ese mismo día de fines de febrero del ochenta y uno, a serlo todo el día, todos los días. Comprometerse con el futuro, de alguna manera. O pararse frente a la libertad y comenzar a mirarla de otra forma. Más pequeña, la libertad. Más palpable. Mucho más propia y menos de los otros. Dejar de ser dios de una vez y para siempre, para sólo, solamente, intentar convertirme apenas en un escritor.”

“Está por amanecer en Buenos Aires. Falta muy poco. Ya se presiente algo de claridad con ganas de meterse por las rendijas de la ventana. Y, apenas amanezca, tendré que ir hasta la habitación que queda del otro lado del pasillo, despertar con un beso o dos ami hijo de sus sueños, ayudarlo a vestirse, prepararle el desayuno y acompañarlo unas cuadras a la escuela.

La noche se acaba.

Empieza a terminarse.

Y también empiezan a terminarse los recuerdos de la libertad. Aquellos sueños europeos. Míos. Necesito terminar de escribir esta noche. Eso sí que lo sé. No puede haber otra noche igual a esta. No puede haberla. No la imagino.

Entonces, no me detengo.

Sigo, mientras todavía quede algo de noche por delante.”


Son dos libros que ahora que los recorro para elegir un fragmento que regalarles, ya quiero volver a leer.


Jeanmaire, Federico. Papá (2003) y Patria (2006). Bs. As.: Planeta. Colección Seix Barral Biblioteca Breve.

viernes, 25 de junio de 2010

Imposturas intelectuales - Alan Sokal y Jean Bricmont

Una broma.

Una broma de un físico-matemático a una revista estadounidense de estudios culturales. Una publicación.
El autor de esta broma, Sokal, azarosamente, por deporte, descubre que muchos sociólogos, filósofos, etc. en el marco de la cultura posmoderna francesa-estadounidense usan concepciones profundas de la matemática de formas incorrectas, lo cual no necesariamente afecta a sus teorías o tiene intencionalidad alguna.
En la publicación se criticaba la terminología científica sin contenido o sin criterio a pensadores como Deleuze, Derridá, Lacan, Seres, Virilio, entre otros.
La publicación satírica, en broma fue tomada en serio y discutida entre miembros de la comunidad científica e inculsive salió en los medios de comunicación como una teoría revolucionaria.
El nombre del artículo es: "Transgredir la fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica".

Sokal refiriéndose a su publicación:

Después de explicar el concepto de posmodernismo como si fuera una teoría superada, caduca, agrega:" [a partir de allí] [...] mediante una serie de saltos lógicos desconcertantes, llegaba a la conclusión de que la (pi) de Euclides y la G de Newton, que antiguamente se creían constantes y universales, son ahora percibidas en su ineluctable historicidad. El resto del texto era en el mismo tono".
El autor tuvo que salir a explicar que era una broma, a decir que no lo tomaran en serio, que no tiene fundamentos concluyentes, que no hay rigurosidad científica; que su intención era despertar en la conciencia de los lectores estos posibles engaños -intencionales o no-. La gente desconcertada, entre ellos científicos y comunicadores sociales, según el autor, se dejó vender palabras técnicas sin profundidad por parte de los autores antes nombrados a quienes se analiza y critica irónicamente. A raíz de esto fue necesario para el autor escribir un libro sobre por qué sus argumentaciones no eran serias.
Imposturas intelectuales - Alan Sokal y Jean Bricmont
Esto es cierto. esto sucedió en la vida real.
Las argumentaciones de contenido físico-matemático concluyentes fueron adapatadas al lector no experto.


"[...] en ciertos casos, se da un uso indudablemente metafórico de la "ciencia", pero, ¿cuál es el objeto de esas metáforas? Al fin y al cabo, la función de una metáfora suele ser la de aclarar un concepto poco familiar relacionándolo con otro más conocido, y no a la inversa [...] En realidad, ¿no se tratará de hacer pasar por profunda una afirmación sociológica banal revistiéndola de una jerga con apariencia científica?".

El mismo texto se anticipa al lector, sabe que van a aparecer objeciones. Para eso está la sección "Y pero...". A mí se me cansaron las argumentaciones.

Es la primera vez que veo un pensamiento que realmente me revolotea en la cabeza, reflejado en un texto académico. Inclusive una forma de decir las cosas. (Me dieron para leer prólogo, introducción y epílogo para la materia Edición Editorial de la carrera de Edición -de libros- en la UBA).
Nunca disfruté tanto la forma de redacción de un texto académico -tal vez con Todorov en la Conquista de América-. Quienes lo escribieron se estaban divirtiendo. Un montón.

Título: Imposturas Intelectuales
Título original: Impostures intellectuelles (publicado originalmente en francés por Éditions Odile Jacob, Octubre 1997 y en inglés por Profile Books, Londres, en julio de 1998, con el título Intellectual Impostures. En USA, en cambio, se publicó con el título Fashionable Nonsense en noviembre de 1998).
Autores: Alan Sokal y Jean Bricmont
Traducciones: Fue publicado en castellano por Editorial Paidós, Barcelona, 1999 y en catalán por Empúries.

miércoles, 28 de abril de 2010

Y seréis como dioses - Erich Fromm

Primero, contarte las reglas del juego -ese que nos dijeron que no había que jugar-. A continuación preguntarle a la tenacidad si está dispuesta a escuchar y transformarse.
No consultar con dios.
Para poder consultar con dios.
Escurrirse entre los hombres preguntando por la historia, cualquiera no oficial.
Quitarse la salmuera de la boca y cambiarla por terrones de Sol.
Repasar lo conocido, siendo alguien nuevo.


Eric Fromm en este libro editado por primera vez en 1966, cuyo título original es You shall be as gods. A radical interpretation of the Old Testament and it's tradition [Deberían ser como dioses, una interpretación radical sobre el Antiguo Testamento y su tradición] crea una alternativa moderna respecto a la interpretación literaria-cultural-religiosa, no solo sobre el texto analizado en el libro, sino como una forma de enfrentarse con El Otro.

Desde la literatura es un magnífico creador de grandes frases de esas que le revolotean a uno por la mente durante días porque se siente que hay mucho detrás, así como también es un crítico-romántico. Logra crear imágenes que nacen en la retina y rebotan en la realidad de formas sorprendentes. [La traducción que tengo es de Ramón Alcalde y la editorial Paidós, colección Paidós Studio].

Desde lo cultural, a mí por lo menos, me permitió acceder a un texto al que le tenía prejuicio como es el Antiguo Testamento desde una mirada siempre constructiva en busca del provecho y
el análisis profundo y "actualizado".

Desde lo religioso, ha demostrado tener dentro suyo una cosmovisión propia, con valores propios, con permisos propios y límites ajenos o contextuales (idealismo de los '60, comunismo). Un re pensar la religión judeo-cristiana desde preceptos que se acercan al budismo -siendo él un heredero de sangre, costumbres y mandamientos judíos- poniendo un énfasis más en los conceptos y aplicaciones teóricas y pragmáticas de las enseñanzas bíblicas que en la recreación de un todo histórico "como si fuera real".

El libro comprende un relato personal de la evolución de la teoría que lo lleva a crear esta cosmovisión: desde la creencia religiosa, hasta la suya, con, intercalado, un recorrido por pequeños fragmentos bíblicos interpelados por el autor en un lenguaje ameno pero con un tinte académico. Es una lectura densa y cargada de contenido pero a su vez tan jugosa y bien escrita y cargada de ideas que da para leer de a cachitos esté uno donde esté.

Profundidad, interés, cuestionamiento de límites y ruptura con las formas de aprehender.

jueves, 15 de abril de 2010

La Revolución de la Riqueza. Alvin & Heidi Toffler


ALVIN TOFFLER
&
HEIDI TOFFLER





LA REVOLUCIÓN DE LA RIQUEZA




COMPRE YA

En este trabajo, elaborado conjuntamente con Heidi, su compañera sentimental e intelectual, invita a una nueva reflexión sobre el mundo que nos rodea y los cambios que se avecinan.

A través de él nos introduce en el futuro de la riqueza visible e invisible, que modificará nuestras vidas, empresas y el mundo en general, lo cual posibilitará que se creen nuevas oportunidades, tanto a niveles personales, profesionales, sociales, culturales, educativos, como que se pueda atacar la pobreza a escala mundial o nacional. Todo lo cual irá acompañado, según nos advierte, de múltiples riesgos.

lunes, 8 de febrero de 2010

Cuentos Breves para leer en el colectivo.

"Lo bueno, si breve, dos veces bueno." B.G.

...Digamos, una buena selección de cuentos cortos.



Apollinaire, Bierce, Chéjov, Kafka, London, Masfield, Melville, Poe, Saki, Stevenson, Twain, Wilde...

Obsequio: una corta biografía sobre los autores de los cuentos.


Cuentos breves para leer en el colectivo.
Editorial: Norma, Verticales de bolsillo.

martes, 19 de enero de 2010

El país de las últimas cosas, de Paul Auster



Un día deberé hacer una lista de "libros de peste"... Edipo Rey, de Sófocles, claro; La peste, del aniversariado Camus, también... y este, que no tiene peste pero... (Lxs invito a colaborar con esa lista en los comentarios.)

Mi lectura en estos días de los relatos que llegan sobre Haití me emociona desde de la voz y las imágenes de esta novela... que no tiene nada que ver con Haití, salvo que:


Estas son las últimas cosas -escribía ella-. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existe; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo.
No espero que me entiendas. Tú no has visto nada de eto y, aunque lo intentaras, jamás podrías imaginártelo. Estas son las últimas cosas. Una casa está aquí un día y al siguiente desaparece. Una calle, por la que uno caminaba ayer, hoy ya no está aquí. (...) Cierras los ojos un momento, o te das la vuelta para mirar otra cosa y aquella que tenías delate desaparece de repente. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos en tu interior. Y no vale la pena perder el tiempo buscándolos; una vez que una cosa desaparece ha llegado a su fin. (...) No sé muy bien por qué te estoy escribiendo. Para serte franca, apenas si he pensado en ti desde que llegué. Pero de repente, después de todo este tiempo, siento que tengo algo que decir y que si no lo escribo rápidamente, mi cabeza estallará. No importa si lo lees, ni siquiera importa si voy a enviar estas líneas, suponiendo que eso pudiera hacerse. Tal vez te escriba solo porque no sabes nada, porque estás lejos de mí y no sabes nada.
(...)
Cuando caminas por las calles -continuaba ella-, debes dar solo un paso por vez. De lo contrario, la caída se hace inevitable. Tus ojos deben estar siempre abiertos, mirando hacia arriba, hacia abajo, adelante, atrás; pendientes de otros seres, en guardia ante lo imprevisible. Chocar con alguien puede ser fatal; cuando dos personas chocan comienzan a golpearse con los puños o, en su lugra, se dejan caer y no intentan levantarse nunca más. Antes o después llega el momento en que uno ya no intentan levantarse. El cuerpo duele, ya ves, no existe ningún remedio contra esto y aquí resulta mucho más terrible que en cualquier otro sitio.
Los escombros constituyen un problema aparte. Para evitar tropezar y hacerse daño hay que aprender a andar sobre surcos invisibles, inesperados montículos de piedras y senderos llanos. Lo peor de todo son las ruinas, y hay que ser muy hábil para esquivarlas. En medio de la calle, allí donde se han caído edificios o se ha juntado basura, se levantan enormes montículos impidiendo el paso. Los hombres construyen estas barricadas siempre que tienen los materiales a mano y se suben a ellas armados con porras, rifles o ladrillos, esperando en sus puestos a que pase alguien. Si uno quiere pasar tiene que darles lo que ellos piden, a veces dinero, otras comida o sexo. Las palizas son un lugar común y cada cierto tiempo te enteras qde que ha habido un asesinato.
Se levantan nuevas ruinas y las antiguas desaparecen. Es imposible saber por qué calles se puede caminar y cuáles hay que evitar. Poco a poco, la ciudad te despoja de toda certeza, no hay ningún camino inmutable y solo puedes sobrevivir si aprendes a prescindir de todo. Debes ser capaz de cambiar sin previo aviso, de dejar lo que estás haciendo, de dar marcha atrás. Al final, todo se reduce a esto, por lo tanto es necesario aprender a descifrar los signos. Si los ojos fallan, la nariz puede resultar útil. Mi sentido del olfato se ha vuelto más agudo de lo habitual; a pesar de los efectos secundarios -las náuceas repentinas, el mareo, el tempor que invade mi cuerpo junto con el aire fétido- me protege al doblar las esquinas, allí donde el peligro es mayor. Las ruinas despiden un hedor particular que uno aprende a reconocer, incluso a una gran distancia. Compuestos por piedras, cemento y madera, estos montículos también contienen basura y restos de yeso; el sol fermenta la basura produciendo las más repulsivas emanaciones y la lluvia actúa sobre el yeso, astillándolo y derritiéndolo, de modo que también despide su propio olor, y cuando uno se mezcla con el otro, en los períodos consecutivos de sequía y humedad, la pestilencia de las ruinas comienza a florecer. Lo principal es no acostumbrarse, porque los hábitos son nocivos; incluso la centésima vez que te topas con una cosa, debes hacerlo como si no la conocieras de antes. No importa cuántas veces, siempre debe ser la primera. Esto es casi imposible, ya lo sé, pero es una regla absoluta.

***
No hay ninguna versión en vivo, lo siento, de esta gran versión de Elsa Soares del enorme tema de Caetano Veloso. A modo de coda:

martes, 29 de diciembre de 2009

Separadas al nacer

Hasta hace unos meses había creído en mis recuerdos más nítidos y dudaba de otros, por nebulosos o generales. Ahora, dudo de todo. He cotejado algunos datos con objetos sobrevivientes de aquellos días y he descubiertos que lo que yo consideraba "recuerdo inobjetable" también es dudos, al menos en potencia. (...) A pesar de semejante revelación anacrónica, he sentido la imperiosa necesidad de reconstruir mi vida. Y no importa si he sido fiel a lo que pasó o a lo que sospecho que pasó, porque es exactamente lo mismo. Al menos para mí. (...) Y no tegan piedad conmigo, yo no la tuve con nadie" María Bernabé Castelar "Advertencia sobre mi vida" en Muerta de hambre. Bs. As.: El cuenco de plata. 2005





"A propósito, mejor aprovecho este lugarcito para revelar que a veces soy bastante autosuficiente, egocéntrica, soberbia a la hora de escribir. Y que por cierto creo que sé más acerca de la anorexia y del suicidio que los psicólogos y los médicos que intentaron ayudarme. No es necedad. Es simplemente que creo que la experiencia no es transmisible: por ejemplo, aunque yo haya leído muchas veces que tal dolor es punzante, nunca en mi puta vida sentí una punzada. Entonces, que no me vengan a hablar a mí de los síntomas ni de lo que tengo que sentir o hacer, porque ya tuve suficiente." Cielo Latini, su "Prólogo" Abzurdah. Argentina: Planeta. 2006




Dice Josefina Ludmer en "Literaturas postautónomas" que "Estas escrituras no admiten lecturas literarias; esto quiere decir que no se sabe o no importa si son o no son literatura. Y tampoco se sabe o no importa si son realidad o ficción. Se instalan localmente y en una realidad cotidiana para ‘fabricar presente’ y ése es precisamente su sentido."; que... "Muchas escrituras del presente atraviesan la frontera de la literatura [los parámetros que definen qué es literatura] y quedan afuera y adentro, como en posición diaspórica: afuera pero atrapadas en su interior. Como si estuvieran ‘en éxodo’. Siguen apareciendo como literatura y tienen el formato libro (se venden en librerías y por internet y en ferias internacionales del libro) y conservan el nombre del autor (se los ve en televisión y en periódicos y revistas de actualidad y reciben premios en fiestas literarias), se incluyen en algún género literario como ‘novela’, y se reconocen y definen a sí mismas como ‘literatura’. Aparecen como literatura pero no se las puede leer con criterios o categorías literarias como autor, obra, estilo, escritura, texto, y sentido. No se las puede leer como literatura porque aplican a ‘la literatura’ una drástica operación de vaciamiento: el sentido ( o el autor, o la escritura) queda sin densidad, sin paradoja, sin indecidibilidad, “sin metáfora”, y es ocupado totalmente por la ambivalencia: son y no son literatura al mismo tiempo, son ficción y realidad."; que es lo mismo que decir que "Representarían a la literatura en el fin del ciclo de la autonomía literaria, en la época de las empresas transnacionales del libro o de las oficinas del libro en las grandes cadenas de diarios, radios, TV y otros medios. Ese fin de ciclo implica nuevas condiciones de producción y circulación del libro que modifican los modos de leer." Incluso, "Podríamos llamarlas escrituras o literaturas postautónomas.", que "Estas escrituras ‘sin metáfora’ [como las que analiza Tamara Kamenszain] serían ‘las ficciones’ [o la realidad] en la era de los medios y de la industria de la lengua ( en la imaginación pública). Serían la realidad cotidiana del presente de algunos sujetos en una isla urbana (un territorio local). Formarían parte de la fábrica de presente que es la imaginación pública."

Pero sigo sospechando que no es lo mismo decir "Golpea que te van a abrir la puerta", que "abre la puerta que te van a golpear" como no es lo mismo "Entre, señora Meneses" que "señora, meneese pa que entre" como no es lo mismo subirse al metro en la estación pajaritos que subirse a un pajarito de un metro ni es lo mismo decir "Corazón Aquino" que "corazón aquí no" como no lo es un gato montés que que te monte un gato o el río Missisipi que "me hice pipí en el río" ni decir "la artesanía Aymara" que "el - sano- arte de María" o "un hombre en estado de coma", que "que te comas un hombre en mal estado" ni "un metro de encaje negro" que... "un negro te encaje un metro" como tampoco son lo mismo las ruinas de MACHUPICHU a que venga un MACHU.... te meta el PICHU y te deje en RUINA... o los huevos a la besamel que "besame en los huevos" ni tampoco es lo mismo "los montes de Tapachula" que "tapate los montes xulaaa" o subir el pináculo de una montaña que subir una montaña con un pino en el culo... como tampoco es lo mismo Paquita ven arriba y pon al fresco este besugo que Paquita ven arriba y ponte fresca que ya subo y definitivamente no es lo mismo la muy cómoda de tu hermana , que acomodame a tu hermana, ni aunque se parezcan, no es lo mismo el huevo de la araña, que arañame los huevos.

Es simplemente que creo que la experiencia no es transmisible: por ejemplo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Ciudad de cristal - Paul Auster

Sacudo el polvo de este blog porque he leído un libro que merece ser difundido (claro que no me necesita, pero tal vez alguien...)

Un librero cordobés vislumbra a una señorita claramente no-cordobesa en su tienda de libros y la observa.
Ella pasa por la sección filosofía y toma un libro de Castañeda -¿Por qué estaba en la sección filosofía?- se pregunta para sí. También mira con ganas Anna Karenina, pero decide dejarlo para otra ocasión.
Camina hacia la sección de novedades y toma el libro de inéditos de Cortázar.
Luego recorre la literatura huyendo de la gran inmensidad de los libros de autoayuda y encuentra un libro que se llama Sueñario -ya contaré en otra ocasión, no lo leí aún-.
El atento librero hace un gesto para captar la atención de la señorita de una forma suficientemente sutil como para que la señorita se interese en él -no logra distinguir si se dirige a ella o no-.
El librero mira hacia el oeste de su librería, toma dos libros y le imposta los ojos a la muchacha en un movimiento brusco.
- Por tu elección, leé este, y cuando lo termines, irremediablemente vas a querer este.
La muchacha mira , devuelve una sonrisa, paga sus libros y se compromete a volver a Córdoba para contarle al librero cómo le fue.

Este es un homenaje a los infinitos mágicos seres que recomiendan libros a personas específicas con la intención del goce desinteresado.

Y Paul Auster, un genio, por lo poco que sé hasta ahora, me ha revelado una nueva forma de escribir y me ha regalado goces incansables literariamente hablando. El segundo libro que me dio es del mismo autor, y se llama El cuaderno rojo.

lunes, 20 de julio de 2009

Feliz día del amigo, Sancho




A la luz de la luna, resplande el regalo de Crist y supondremos que Nine es su amigo, el mismo día de esta otra noticia:



UN DIBUJO DEL ARGENTINO CARLOS NINE DENTRO DE UN LIBRO COLECTIVO

Una ilustración del Quijote es tachada de pornográfica en España

Hay polémica porque repartieron esta versión en las escuelas manchegas.

lunes, 13 de julio de 2009

Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías

Pero es mentira, esta nota no es sobre el libro, sino sobre un amigo.

Hace unos meses conocí como del rayo a Lucio Cerdá. Una amistad que nació de leernos, en un blog de otro amigo, Daniel Krichman, entrelazándonos. Para conocernos mejor nos hicimos el regalo de recomendarnos lecturas que el otro pudiera no tener en el horizonte.

Así empecé a leer Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías. Lo leía imaginando los subrayados de Lucio, los lugares en los que él se hubiera hallado dicho... (antes, ahora, ya no hay más de estos puro adverbios):

Pero no fue así. Al entrar yo de nuevo alzó la vista y con los ojos guiñados y turbios me miró desde su posición encojida e inmóvil, el único cambio era que ahora sí se cubría la desnudez con los brazos como si tuviera vergüenza o frío: ¿quieres meterte en al cama? así vas a coger frío", le dije. "No, no me muevas, por favor, no me muevas ni un milímetro.", dijo y añadió enseguida "Dónde estabas". "He ido al cuarto de baño. Esto no se te pasa, hay que hacer algo, voy a llamar a urgencias". Pero ella seguía sin querer ser movida ni importunada ni distraída. ("No, no hagas nada todavía, no hagas nada, espera"), ni quería seguramente voces ni movimiento a su lado como si tuviera tanto recelo que prefirierala paralización absoluta de todas las cosas y permanecer al menos en la situación y postura que le permitían seguir viviendo antes que arriesgarse a una variación, aunque fuera mínima, que podría arruinar su moentánea etabilidad tan precaria -su quietud ya espantosa- y que le daba pánico. Eso es lo que el pánico hace y y lo que suele llevar a la perdición a quieens lo padecen: les hace creer que, dentro del mal y el peligro, en él están sin embargo a salvo. El soldado que se queda en su trinchera y muy quieto aunque sepa que en breve será asaltada; el transeúnte que no uqiere correr cuando nota que unos pasos le siguen a altas horas de la noche por una calle oscura y abandonada; la puta que no piede auxilio tras meterse en un coche cuyos seguros se cierran automáticamente y darse cuenta de que nunca debió entrar allí con aquel individuo de manos tan grandes (quizás no pide auxilio porque no se considera del todo con derecho a ello); el extranjero que ve abatirse sobre su cabeza el árbol que partió el rayo y no se aparta, sino que lo mira cer lentamente en la gran avenida; el hombre que ve avanzar a otro en dirección a su mesa con una navaja y no se mueve ni se defiende, porque cree que en el fondo eso no puede estarle sucediendo de veras y que esa navaja no se clavará en su vientre, la navaja no puede tener su piel y sus vísceras como destno; o el piloto que vio cómo el caza enemigo lograba ponerse a su espalda y ya no hizo la tentativa última de escapar a su punto de mira con una acrobacia, en la certidumbre de que aunque lo tuviera todo a favor el otro erraría el blanco porque esta vez él era el blanco. "Mañana en la batalla piensa en mí, y caiga tu espada sin filo." Marta debía de estar pendiente de cada segundo, contándolos mentalmente todos, pendiente de la vida, la que nos hace pensar y decirnos: "Sigo pensando, o sigo diciendo, sigo leyendo o sigo viendo una película y por lo tanto estoy vivo; paso la página del periódico o vuelvo a beber un trago de mi cerveza o completo otra palabra de mi crucigrama, sigo mirando y discerniendo cosas -un japonés, una azafata- y eso quiere decir que el avion en que viajo no se ha caído, fumo un cigarillo y es el mismo de hace unos segundos y yo creo que lograré terminarlo y encender el siguiente, así que todo continúa y ni siquiera puedo hacer nada en contra de ello, ya que no estoy en disposición de matarme ni quiero hacerlo ni voy a hacerlo; (...) y yo, pobre Marta, noto todavía la luz de la televisión que sigue emitiendo y el calor de este hombre que sigue a mi lado y me da compañía. Mientras siga a mi lado no podré morirme: que siga aquí y que no haga nada, que no me hale ni llame a nadie y que nada cambie, que me dé un poco de calor y me abrace, necesito estar quieta para no morirme, si cada segundo es idéntico al anterior no tendría sentido que fuera yo quien cambiase, que las luces siguieran encendidas aquí y en la calle, y la televisión emitiendo mjientras yo me moría, una película antigua de Fred MacMurrray. No puedo dejar de existir mientras todas las otras cosas y las personas se quedan aquí y se quedan vivas y en la pantalla otra historia prosigue su curso. No tiene sentido que mis faldas permanezcan vivas en esa silla si yo ya no voy a ponérmelas, o mis libros respirando en las estanterías si yo ya no voy a mirarlos, mis pendientes y collares y anillos esperando en su caja el turno que nunca les llegaría; mi cepillo de dientes recién comprado esta misma tarde tendría que ir ya a la basura, porque lo he estrenado, y todos los pequeños objetos que uno va acumulando a lo largo de toda una vida irán a la basura uno a uno o quizá se repartan, y son infinitos, es inconcebible lo que cada uno tiene para sí y lo que cabe dentrode una casa, por eso nadie hace inventario de lo que posee a menos que vaya a testar, es decir, a menos que esté ya pensando en su abandono e inutilidad inminentes. Yo no he testado, no tengo mucho que dejar ni he pensado nunca mucho en la muerte, que al parecer sí llega y llega en un solo momento que lo tergiversa todo y que a todo afecto que era útil y formaba parte de la historia de alguien pasa en ese mometno único a ser inútil y a carecer de toda historia, (...) cuanto tenía significado y rastro lo pierde en un solo instante y mis pertenencias todas se quedan yertas, incapacitadas de golpe para revelar su pasado y su origen; y alguien las apilará ... y ahrbá cosas que no querrá nadie porque solo a mí me sirven... y habrá tal vez que pagar por que se las lleven... No es solo que en un momento desaparezca la minúscula historia de los objetos, sino también cuanto yo conozco y he aprendido y también mis recuerdos y lo que he visto ..., mis recuerdos que al igual que tatnas pertenencias me sirven tan solo a mí y se hacen inútiles si yo me muero, no solo desaparece quien soy sino quien he sido, no solo yo, probre Marta, sino mi meomria entera, un tejido discontinuo y siempre inacabado y cambiante y estampado de sietes, y a la vez fabricado con tanta paciencia y tan extremo cuidado, oscilante y variable como mis faldas tornasoladas y frágil como mis blusas de seda que en seguida se rasgan, hace tiempo que no me pongo esas faldas, me he cansado de ellas, y es raro que todo esto sea un momento, por qué ese momento y no otro, por qué no el anterior ni el siguiente, por uqé este día, este mes, esta semana, un martes de enero o un domingo de septiembre, antipáticos meses y días que no no elige, qué es lo que decide que se pare lo que estuvo en marcha sin qu ela voluntad intervenga, o acaso sí, sí interviene al hacerse a un lado, acaso es la voluntad lo que de pronto se cansa y al retirarse nos trae la muerte, no querer ya querer ni querr nada, ni siquiera curarse, ni siquiera salir de la enfermedad y el dolor en los que se encuentra cobijo a falta de todo lo demás que ellos mismos van expulsado o quizás usurpando, porque meintras están ahí es aún no, aún no, y se puede seguir pensando y uno se puede seguir despidiendo. Adiós risas y adiós agravios. No os veré más, ni me veréis vosotros. Y adiós ardor, adiós recuerdos."

Entonces, pensaba que es un texto lleno de frases célebres, de citas para copiar y subrayar y compartir en ocasiones pertinentes; que es un libro que habla de lo que merecería ser tragedia y patetismo pero es cotidiano. Y al final, concluí que es una obra interesante de recorrer y de gustar pero no es una gran novela: que me molestó hasta la ira que todos los personajes hablan igual (nunca había leído algo tan así): su autor (el narrador fue) está todo el tiempo exhibiéndose tan brillante, tan lúcido, tan locuaz, tan quieriéndonos decir tanto siempre... Lo que no significa que no me interesen las ideas sobre la muerte, la irrealidad, la palabra, el problema de que algo tenga sentido... todo eso está, pero lo más irreal es que se trate de una novela. Así que recomiendo: léase como un ensayo. (El capítulo de El Solo, para sacarse el sombrero.)

Pero ahora pienso en otra cosa, en el poder de las circunstancias, precisamente en eso pienso. Porque yo a Lucio le sugerí El diario de Frida Kahlo, en una edición faximilar preciosa que publicó hace unos cuantos años Norma, con prólogo de Carlos Fuentes, pero no llegó a leerlo, estaba difícil de conseguir, primero, y, después..., Lucio murió el 22 de junio.

Y ahora releo el libro de Marías que él me recomendó subrayando todo lo que me dice a mi vez:

De casi nada hay registro, los pensamientos y movimientos fugaces, los planes y los deseos, la duda secreta, las ensoñaciones, la crueldad y el insulto, las palabras dichas y oídas y luego negadas o malentendidas o tergiversadas, las promesas hechas y no tenidas en cuenta, ni siquiera por aquellos a quienes se hicieron, todo se olvida o prescribe, cuanto se hace a solas y no se anota y también casi todo lo que no es solitario sino en compañía, cuán poco va quedando de cada individuo, de qué poco hay constancia, y de ese poco que queda tanto se calla, y de lo que no se calla se recuerda después tan solo una mínima parte, y durante tan poco tiempo, la memoria individual no se transmite ni interesa al que la recibe, que forja y tiene la suya propia. Todo el tiempo es inútil, no solo el del niño, o todo es como es cuyo, cuanto acontece todo entusiasma o duele en el tiempo se acusa solo un instante, luego se pierde y es todo resbaladizo como la nieve compacta y como lo es para el niño su sueño ahora, de este mismo instante. Todo es para todos como para él yo ahora, una figura casi desconocida que lo observa desde el umbral de su puerta sin que él se entere ni vaya a saberlo nunca ni vaya por tanto a acordarse, los dos viajando hacia nuestra difuminación lentamente. Es tanto más lo que sucede a nuestras espaldas, nuestra capacidad de conocimiento es minúscula, lo que está más allá del muro ya no lo vemos, o lo que está a distancia, basta con que alguien cuchichee o se aleje unos pasos para que ya no oigamos lo que está diciendo, y puede uqe nos vaya la vida en ello, basta con que no leamos un libro para que no sepamos la principal advertencia, no podemos estar más que en un sitio a cada momento, e incluso entonces a menudo ignoramos quiénes nos estarán contemplando o pensando en nosotros, quién está a punto de marcar nuestro número, quién de escribirnos, quién de querernos o buscarnos, quién de condernarnos o sesinarnos y así acabar con nuestros escasos y malvados días, quién de arrojarnos al revés del tiempo o a su negra esplada, como pienso y contemplo yo a este niño sabiendo más de él de lo que él sabrá nunca sobre el que fue esta noche. Yo debo ser eso, el revés de su tiempo, la negra espalda...".






Lucio era Caronte acá en este blog. Me había prometido escribir cuando terminara de atardecérsele una dolora.
Gozaba, vibraba, escribía, enseñaba, amaba, tocaba el saxo y el jazz era su fondo.



Que tu amor se haga pétalos de gaza y al fin te envuelva otro lado de la endemoniada luz, con este son..., amigo. Despedite de esta magia.

lunes, 22 de junio de 2009

"La virgen cabeza", de Gabriela Cabezón Cámara

Copio la contratapa, que lo vende mucho mejor de lo que podría hacerlo yo -y no es estafa:

Pura materia enloquecida de azar, eso, pensaba Qüity, es la vida. En El Poso, uno de esos pequeños Auschwitz en que se habían convertido las villas en Buenos Aires, la hermana Cleopatra, una travesti que dice comunicarse con la Virgen, predica rodeada por una corte de chongos, putas, nenes y otras travestis. Qüity la vio por primera vez en los videos de las cámaras que vigilaban la villa. La vio bella, la escuchó elocuente: había que organizar la villa, sacar a los pibes del paco, a las pibas de la calle, y la Virgen les diría cómo. Entonces Qüity creyó haber encontrado la historia del año.

Con una lírica sobrecogedora y un estilo completamente personal para abordar el lenguaje coloquial, Gabriela Cabezón Cámara pasa con inteligencia de la tragedia a la comedia; de la nostalgia, el dolor y el odio, al vértigo y el frenesí de la cumbia, las plegarias, el alcohol y el sexo. Un relato en el que la marginalidad aparece como el mayor de los abismos. Pero también una historia de amor, delirio, mística y desenfreno, de un humor absolutamente candoroso. Sin dudas, una revelación para la narrativa argentina y latinoamericana actual.

miércoles, 17 de junio de 2009

Así Habló Zarathustra - Nietzsche

Ni para queridos, ni para una sola noche.
Tampoco para quienes rehúyen de la soledad ni para quienes pueden ser ofendidos por el egocetrismo.


De Nietzsche, su biografía circula en todos lados, lo que yo puedod ecir es que er un ser que se dijo a sí mismo que sería entendido "dentrod e 100 años", un hombre solitario, más bien triste, enfermo, con pocos amigos y sin un amor.
Un genio, además.

Así nació Zarathustra para Nietzsche:

Portofino.
Aquí estaba yo sentado, aguardando, aguardando -a
Más allá del bien y del mal, disfrutando [ nada,
Ya de la luz, ya de la sombra siendo totalmente solo
[juego,
Totalmente mar, totalmente mediodía, totalmente tiempo
[sin meta.
Entonces de repente, !Amiga!,, el que era uno se convirtió
Y Zarathustra pasó a mi lado [en dos -

"Zarathustra es una figura semilegendaria de la antigua Persia (antes de los árabes) algo así como en el siglo VI a.C. -el Zarathustra de Nietzche parte a la montaña a los 30 años coincindente de forma precisa e intencional con la edad en la que Jesús comenzó a predicar- " Pascual, extractos, traductor a Español de todas las obras de Nietzche. Aclaración válida para itneresador, conseguir a este traductor de ser posible.
De boca del autor: No se me ha preguntado, pero se debería haberme preguntado de qué significa cabalmente en mi boca, en boca del primer inmoralista, el nombre Zarathustra: pues lo que constituye la inmensa singularidad de este persa en la historia es justo lo contrario de ésto. Zarathustra fue el primero en advertir que la auténtica rienda que hace moverse a las cosas es la lucha entre el bien y el mal -la transposición de la moral a la metafísica, como fuerza, causa, fin en sí, es obra suya. Más esa pregunta sería ya, en el fondo, la respuesta. Zarathustra creó ese error, el más fatal de todos, la moral.-

Pascual de nuevo: El carácter único de este libro reside en que su pensar y su poetizar están más allá del pensar y poetizar de lo ya existente; son creaciones de un lenguaje para algo aún inexpresado y acaso inexpresable.

Personalmente tomé del mismo Nietzsche una frase para usar de señalador que se las confiero. Luego de releerla varias veces me hizo lentamente más feliz.

"Como si las cosas mismas se acercasen y se ofreciesen para símbolo (aquí todas las cosas acuden acariciadoras a tu discurso y te halagan pues, quieren cabalgar tu espalda) ... El ser entero quiere hacerse aquí palabra, todo devenir quiere aprender de ti a hablar"

Así habló Zarathustra es mucho más que eso, según el autor, la antibiblia, a mi me regaló ideas y sorisas y tormentos y aún no he temrinado el libro, porque es de esos libro que, tal vez, nunca terminan, siempre tienen algo más para decir.

A quien quiera estabilidad, abstenerse.

la imagen se las debo he tenido problemas en el pasado, están invitados a agregarla.
 
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