miércoles, 11 de diciembre de 2013

paul y los libros


París seguía siendo París, pero yo ya no era el mismo de entonces. Había pasado los dos últimos años en un delirio de libros, y en mi cabeza se habían vertido nuevos mundos, transfusiones capaces de alterar la vida habían reconstituido mi sangre. Casi todo lo que sigue siendo importante para mí en el ámbito de la literatura y la filosofía lo descubrí en esos dos años. Rememorando ahora  esa época, me parece casi imposible asimilar la profusión de libros que leí. Me los tragaba en cantidades pasmosas, consumía países y continentes enteros de libros, nunca me cansaba. Dramaturgos isabelinos, filósofos presocráticos, novelistas rusos, poetas surrealistas. Leía como si mi propia supervivencia estuviera en juego. Una obra conducía a otra, un pensamiento llevaba a otro, y cada mes cambiaba de ideas sobre todas las cosas.

Paul Auster
A salto de mata
crónica de un fracaso precoz

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sandor Marai


"¿Crees tú también que el sentido de la vida no es otro que la pasión, que un día colma nuestro corazón, nuestra alma y nuestro cuerpo, y que después arde para siempre, hasta la muerte, pase lo que pase? ¿Y que si hemos vivido la pasión quizás no hayamos vivido en vano? ¿Que así de profunda, así de malvada, así de grandiosa, así de inhumana es la pasión....? ¿ Y que quizás no se concentre en una persona en concreto, sino en el deseo mismo?.... Tal es la pregunta. O puede que se concentre en una persona en concreto, la misma siempre, desde siempre y para siempre, en una misma persona misteriosa que puede ser buena o mala, pero que no por ello, ni por sus acciones, ni por su manera de ser, influye en la intensidad de la pasión que nos ata a ella?


domingo, 13 de octubre de 2013

Wilde y la quiromancia


dice lady Windermere

"Jamás daría una fiesta sin mi quiromántico, él lee mi mano y dice la buenaventura, y las desventuras también, en gran cantidad. El año próximo, por ejemplo, correré grandes peligros, tanto en tierra como en el mar; por eso voy a vivir en un globo y me haré subir la comida en una cesta todas las noches. Todo eso está escrito aquí, en mi dedo meñique o en la palma de mi mano, ya me olvidé en cual."



Oscar Wilde
El crimen de lord Arthur Savile
Un estudio sobre el deber


martes, 17 de septiembre de 2013

Berger. Sobre el dibujo

 dice john Berger, en su libro Sobre el dibujo

...."Hace poco estuve en Estambul. Les pregunté a unos amigos de allí si podían presentarme a la escritora Latife Tekin. Había leído algunos extractos traducidos de las dos novelas que había escrito sobre la vida en las barriadas del extrarradio de la ciudad. Y lo poco que  había leído me había impresionado profundamente por la imaginación y la autenticidad que mostraba. Ella también debía de haber crecido en una de aquellas barriadas. Mis amigos consiguieron organizar una cena con ella. Yo no hablo turco, y se ofrecieron a hacer de intérpretes. Latife estaba sentada a mi lado. Algo me hizo decirle a mis amigos : " No os preocupéis, creo que nos arreglaremos"
  Nos miramos con cierto recelo. En otra vida yo podría haber sido  el agente de policía mayor que interroga a una treinteañera bonita, astuta y fiera a la que detienen repetidamente por hurto. En la vida real, en nuestra única vida, los dos éramos narradores sin una palabra en común. Sólo contábamos con nuestro poder de observación, nuestros hábitos narrativos, nuestra tristeza esópica. El recelo dio paso a la timidez.
  Saqué un bloc de notas e hice un dibujo de mí leyendo uno de sus libros. Ella dibujó una barca volcada para expresar que no sabía dibujar. Yo le dí vuelta al papel, para que quedara boca arriba. Ella hizo un dibujo para mostrar que las barcas que dibujaba siempre se hundían. Yo le dije que en el fondo del mar había pájaros. Ella me dijo que había un ancla en el cielo. ( estábamos bebiendo raki como todos los demás.) Entonces me contó la historia de las excavadoras municipales que derribaban las chabolas que se construían por la noche. Y yo le conté la historia de una anciana que vivía en una furgoneta. Cuanto más dibujábamos antes nos entendíamos. Terminamos riéndonos de nuestra propia velocidad, aunque las  historias fueran tristes o monstruosas. Tomó una nuez y, partiéndola en dos, la alzó para decir : ¡ somos dos mitades de un mismo cerebro! Entonces alguien puso música bektasi y todos empezaron a bailar.


martes, 27 de agosto de 2013

escritores que conducen a escritores



Últimamente mis lecturas se encadenan unas a otras de manera muy curiosa , leyendo De las Cosas Maravillosas, el quisquilloso y querido Bioy Casares, nombra a Italo Svevo, y dice que es uno de sus preferidos, ante la evidencia de mi ignorancia...salgo corriendo a comprar Todos los Relatos de Italo Svevo, este escritor triestino, alumno de James Joyce, y obviamente comprendo en muy pocas pàginas el por qué de la admiracion de Bioy, y eso me lleva a hacerme de sus dos novelas Senilidad y la  Conciencia de Zeno que aguardan en los estantes de mi bilblioteca pacientemente su turno.

En un corto viaje en avión, comienzo hoy a leer El novelista ingenuo y el sentimental de Orhan Pamuk, de quien ya habia leido La vida Nueva....en las primeras diez  páginas habla de un ensayo de Schiller :Über naive und sentimentalische Dichtung... Sobre poesía ingenua y sentimental... y se refiere a el como el mejor ensayo jamás escrito, ¿qué remedio me queda más que salir corriendo a leerlo?

Estos autores me contagian su amor y admiracion por otros autores y me abren nuevos mundos  que a su vez se desdoblan en otros y así.

Me gusta este encadenamiento literario

Quisiera contarles algo más acerca de Proust y su librito Dias de Lectura....pero eso será en el próximo post.

Eugenia Limeses

jueves, 27 de junio de 2013

Primavera a la carta (O´ Henry)




“Corrían los primeros días de la primavera. (…) Sara estaba llorando sobre el menú” Así comienza Primavera a la carta.  ¿Por qué lloraba Sara ? ¿Y justo sobre el menú? ¿Y qué tiene que ver la primavera?

 O´Henry formula y sostiene hasta el final  del cuento estas tres preguntas que mantienen atrapado al lector en busca de respuesta. Con sutil ironía y disgresiones intencionales sobre el oficio del ”buen escribir”, el autor establece una relación de complicidad inmediata con el lector y  comienza por el conflicto. Vuelve sobre esta escena inicial  una y otra vez,  sin avanzar en el desarrollo del argumento. Párrafo tras párrafo vamos conociendo la vida de Sara, joven mecanógrafa neoyorkina, empleada de un restaurante, enamorada de un granjero…  con cada dato que se agrega el llanto sobre el menú cobra mayor profundidad  y genera a la vez mayor desconcierto: pese a la abundancia de información, nada logra explicarlo. Las imágenes campestres agregan contenido literal y simbólico pero sólo aumentan la incertidumbre y la curiosidad.  El texto crece en tensión y únicamente el doble desenlace permite comprender la totalidad del cuadro  -- y  abrazar a Sara con una sonrisa al leer la última frase.

martes, 25 de junio de 2013

El caballero que cayó al mar


Standish tenía una cicatriz angosta, de dos centímetros y medio en la parte superior de la muñeca  derecha. Ahí hace siete años lo había mordido Olivia. Luego se había casado con él. (Dándole tiempo a la herida para cicatrizar) y fueron un matrimonio feliz.

Olivia lo mordió cuando Standish la llevó a su casa después del baile y trató,  solemnemente,  de besarla en el auto estacionado. Más tarde descubrieron que la única diferencia entre un beso y esa clase de mordida era la fugacidad del primero.
 

El Caballero que Cayó al Mar
H.C. Lewis
 
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