jueves, 3 de mayo de 2012

Los pilares de la tierra (The Pillars of the Earth) - Ken Follett

Libro. No. Muchas más que libro. Más. Historia. Realismo histórico.
Duro, muy duro.
Descriptivo.
Apasionado. Otra forma de amor.



Ken Follet, maestro del realismo histórico. (Ph. Mikelcg)
Me cuesta empezar a hablar sobre este maravilloso volumen -que recibí de manos de mi madre, la arquitecta-. Toda la obra rodea la construcción de la catedral gótica de Kingsbridge, Ingaterra. Toda la historia sucede a comienzos-mediados del siglo XII, durante el pleno desarrollo de las ciudades y la consolidación de la burguesía como clase aún ascendente. Toda la historia habla de la realidad de una familia y sus desventuras por los interminables, largos, extenuantes caminos que unen las distintas ciudades inglesas, claro... caminos de aquella época, con tiempo de tracción a sangre y peligros ya olvidados por todo buen citadino como proscritos hambrientos y lobos sueltos (aunque tenemos sus versiones sigloveintiunianas). Claro, la catedral que se construye, es la que hoy está en Kingsbridge. El movimiento arquitectónico y su forma de spreadearse (algo como difundirse, diseminarse pero más específico) por todo el cristianismo. Cristianismo medieval, cruel, político, místico, imperioso, poderoso, regente de la moral de la época. Iglesia que tiene sus mesas redondas de discusión política, ambición e ingenuidad. Trampas y despecho. Viejos rencores. Iglesia que dialoga con la corona y todo su séquito de condes, duques y demás jerarquías. La historia es, también, sobre castillos y amor. Sobre infancia robada -o nunca existida- y perversidad nombrada desde el desconocimiento, con cierta inocencia, pero con complicidad del lector. Sobre deberes de vida y promesas irrompibles por el hombre. La historia cuenta sobre la muerte y el valor de la vida -un palazo en la cabeza-. La historia cuenta sobre la transmisión de la pasión a través de las generaciones, la matización de la misma, su evolución, desarrollo y hartazgo. También se presenta la benevolencia del fiel creyente -y temeroso- de dios y los santos.
Frustración, cansancio, voluntad, hambre, hastío, triunfos, secretos, deseos, perversiones. La pelea entre el hombre y la justicia y todos los distintos significados asignables a sendos sustantivos. La pasión frente a la injusticia. La estructura y desestructura y límites y contra-límites permitidos por las excepciones aceptables nacidas de la mismísima experiencia (pero que aún así no rompen la estructura más que por ese instante). El tiempo disminuido a su condición de irrelevante. El tiempo contado con arrugas y distancias.

Libro largo y apasionante de un realismo histórico aleccionador. Maravilla de la literatura.
Ñam.

Pronto empezaré la continuación: Mismo lugar, misma catedral, 200 años después, en plena peste negra, titulado Un mundo sin fin.

También se hizo una súper producción de HBO sobre este libro, que, aunque no alcanza el nivel del libro, es brillante y la recomiendo.

1 comentario:

  1. WoW, ¡qué bien que suena! A veces entro yo misma acá, a recuperar las ganas de leer. Lo lograste.
    Abrazo

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