martes, 19 de enero de 2010

El país de las últimas cosas, de Paul Auster



Un día deberé hacer una lista de "libros de peste"... Edipo Rey, de Sófocles, claro; La peste, del aniversariado Camus, también... y este, que no tiene peste pero... (Lxs invito a colaborar con esa lista en los comentarios.)

Mi lectura en estos días de los relatos que llegan sobre Haití me emociona desde de la voz y las imágenes de esta novela... que no tiene nada que ver con Haití, salvo que:


Estas son las últimas cosas -escribía ella-. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existe; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo.
No espero que me entiendas. Tú no has visto nada de eto y, aunque lo intentaras, jamás podrías imaginártelo. Estas son las últimas cosas. Una casa está aquí un día y al siguiente desaparece. Una calle, por la que uno caminaba ayer, hoy ya no está aquí. (...) Cierras los ojos un momento, o te das la vuelta para mirar otra cosa y aquella que tenías delate desaparece de repente. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos en tu interior. Y no vale la pena perder el tiempo buscándolos; una vez que una cosa desaparece ha llegado a su fin. (...) No sé muy bien por qué te estoy escribiendo. Para serte franca, apenas si he pensado en ti desde que llegué. Pero de repente, después de todo este tiempo, siento que tengo algo que decir y que si no lo escribo rápidamente, mi cabeza estallará. No importa si lo lees, ni siquiera importa si voy a enviar estas líneas, suponiendo que eso pudiera hacerse. Tal vez te escriba solo porque no sabes nada, porque estás lejos de mí y no sabes nada.
(...)
Cuando caminas por las calles -continuaba ella-, debes dar solo un paso por vez. De lo contrario, la caída se hace inevitable. Tus ojos deben estar siempre abiertos, mirando hacia arriba, hacia abajo, adelante, atrás; pendientes de otros seres, en guardia ante lo imprevisible. Chocar con alguien puede ser fatal; cuando dos personas chocan comienzan a golpearse con los puños o, en su lugra, se dejan caer y no intentan levantarse nunca más. Antes o después llega el momento en que uno ya no intentan levantarse. El cuerpo duele, ya ves, no existe ningún remedio contra esto y aquí resulta mucho más terrible que en cualquier otro sitio.
Los escombros constituyen un problema aparte. Para evitar tropezar y hacerse daño hay que aprender a andar sobre surcos invisibles, inesperados montículos de piedras y senderos llanos. Lo peor de todo son las ruinas, y hay que ser muy hábil para esquivarlas. En medio de la calle, allí donde se han caído edificios o se ha juntado basura, se levantan enormes montículos impidiendo el paso. Los hombres construyen estas barricadas siempre que tienen los materiales a mano y se suben a ellas armados con porras, rifles o ladrillos, esperando en sus puestos a que pase alguien. Si uno quiere pasar tiene que darles lo que ellos piden, a veces dinero, otras comida o sexo. Las palizas son un lugar común y cada cierto tiempo te enteras qde que ha habido un asesinato.
Se levantan nuevas ruinas y las antiguas desaparecen. Es imposible saber por qué calles se puede caminar y cuáles hay que evitar. Poco a poco, la ciudad te despoja de toda certeza, no hay ningún camino inmutable y solo puedes sobrevivir si aprendes a prescindir de todo. Debes ser capaz de cambiar sin previo aviso, de dejar lo que estás haciendo, de dar marcha atrás. Al final, todo se reduce a esto, por lo tanto es necesario aprender a descifrar los signos. Si los ojos fallan, la nariz puede resultar útil. Mi sentido del olfato se ha vuelto más agudo de lo habitual; a pesar de los efectos secundarios -las náuceas repentinas, el mareo, el tempor que invade mi cuerpo junto con el aire fétido- me protege al doblar las esquinas, allí donde el peligro es mayor. Las ruinas despiden un hedor particular que uno aprende a reconocer, incluso a una gran distancia. Compuestos por piedras, cemento y madera, estos montículos también contienen basura y restos de yeso; el sol fermenta la basura produciendo las más repulsivas emanaciones y la lluvia actúa sobre el yeso, astillándolo y derritiéndolo, de modo que también despide su propio olor, y cuando uno se mezcla con el otro, en los períodos consecutivos de sequía y humedad, la pestilencia de las ruinas comienza a florecer. Lo principal es no acostumbrarse, porque los hábitos son nocivos; incluso la centésima vez que te topas con una cosa, debes hacerlo como si no la conocieras de antes. No importa cuántas veces, siempre debe ser la primera. Esto es casi imposible, ya lo sé, pero es una regla absoluta.

***
No hay ninguna versión en vivo, lo siento, de esta gran versión de Elsa Soares del enorme tema de Caetano Veloso. A modo de coda:

5 comentarios:

  1. Hay un libro interesante sobre Haiti: La Serpiente y el Arco Iris de Wade Davis. Es sobre los zombis (de Haití, no de Hollywood)Después hicieron una película a partir del libro, un bodriazo.

    ResponderEliminar
  2. De parte de Daniel:

    Haiti
    Caetano Veloso
    Composição: Caetano Veloso e Gilberto Gil

    Quando você for convidado pra subir no adro
    Da fundação casa de Jorge Amado
    Pra ver do alto a fila de soldados, quase todos pretos
    Dando porrada na nuca de malandros pretos
    De ladrões mulatos e outros quase brancos
    Tratados como pretos
    Só pra mostrar aos outros quase pretos
    (E são quase todos pretos)
    E aos quase brancos pobres como pretos
    Como é que pretos, pobres e mulatos
    E quase brancos quase pretos de tão pobres são tratados
    E não importa se os olhos do mundo inteiro
    Possam estar por um momento voltados para o largo
    Onde os escravos eram castigados
    E hoje um batuque um batuque
    Com a pureza de meninos uniformizados de escola secundária
    Em dia de parada
    E a grandeza épica de um povo em formação
    Nos atrai, nos deslumbra e estimula
    Não importa nada:
    Nem o traço do sobrado
    Nem a lente do fantástico,
    Nem o disco de Paul Simon
    Ninguém, ninguém é cidadão
    Se você for a festa do pelô, e se você não for
    Pense no Haiti, reze pelo Haiti
    O Haiti é aqui
    O Haiti não é aqui
    E na TV se você vir um deputado em pânico mal dissimulado
    Diante de qualquer, mas qualquer mesmo, qualquer, qualquer
    Plano de educação que pareça fácil
    Que pareça fácil e rápido
    E vá representar uma ameaça de democratização
    Do ensino do primeiro grau
    E se esse mesmo deputado defender a adoção da pena capital
    E o venerável cardeal disser que vê tanto espírito no feto
    E nenhum no marginal
    E se, ao furar o sinal, o velho sinal vermelho habitual
    Notar um homem mijando na esquina da rua sobre um saco
    Brilhante de lixo do Leblon
    E quando ouvir o silêncio sorridente de São Paulo
    Diante da chacina
    111 presos indefesos, mas presos são quase todos pretos
    Ou quase pretos, ou quase brancos quase pretos de tão pobres
    E pobres são como podres e todos sabem como se tratam os pretos
    E quando você for dar uma volta no Caribe
    E quando for trepar sem camisinha
    E apresentar sua participação inteligente no bloqueio a Cuba
    Pense no Haiti, reze pelo Haiti
    O Haiti é aqui
    O Haiti não é aqui

    ResponderEliminar
  3. "Me interesa, me interesa... de los pies a la cabeza..."

    ResponderEliminar
  4. ea! qué bueno que recomienden uno de AusterPaul, leí Invisible este verano y me gustó.... por eso pensé que los literatitos de mayúscula no lo querrían. Mi cuña Lic. en Letras me dijo "yyybueno, no es Coelho, no, ni tampoco Borges" en respuesta a mi pregunta acerca de cuánto aprecio podrían tenerle en el mundillo. les mando un beso, cada tanto entro a ver qué puede que lea.

    ResponderEliminar
  5. jajaja, Marca Acme, me encantó el diminutivo "literatitos"... Con eso ya tenés todo dicho. Lea y se van, jeje.

    Besos

    ResponderEliminar

 
◄Design by Pocket, BlogBulk Blogger Templates. Blog Templates created by Web Hosting